viernes, 27 de mayo de 2011

Bolsa de Comercio

La bolsa es el órgano central que regula la circulación de capitales; a ella afluyen las empresas para convertir sus títulos en numerario que sale a fomentar las industrias y activar sus negocios.
La bolsa es la imagen del estado del país. Ella no crea la especulación, la facilita y la impulsa; o la detiene, según las impresiones de la situación general. La bolsa refleja ese espíritu de empresa y de especulación que anima al comercio y a la industria y, sin el cual, no se produciría ese poderoso crecimiento que día a día nos sorprende con sus innovaciones y iniciativas.
Las bolsas, como todos los mercados están sometidas a influencias exteriores, a leyes que la regulan, a perspectivas económicas que ensanchan (o reducen) los horizontes y alimentan (o enervan) el espíritu de la empresa.
Si el país crece, si la inmigración afluye en torrentes, si los capitales circulan, si los desiertos se pueblan, si los ferrocarriles se bifurcan, si la producción se multiplica, si el horizonte se aclara, son otros tantos agentes que concurren a dilatar el campo de transacciones e incitar la especulación, que toma vuelo en esos incentivos.
De esta forma, se debe encarar esa actividad extraordinaria que se nota en la bolsa, no como un fenómeno aislado y caprichoso, sino como la resultante de todo las fuerzas que forman al país y se convierten en títulos, y promueven las empresas que se lanzan a operar sobre lo que prometen los progresos que se realizan.

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